Haití
Habitar por algunos meses Haití es viajar en el tiempo. Basta un viaje en avión o incluso cruzar su única frontera para encontrarse con reglas del pasado, gente del pasado, derechos del pasado, y un funcionamiento del pasado.
El problema es que sus habitantes piensan que viven en el presente. Viven, pero también algunos sólo sobreviven.
Recorrer sus calles empapa de vida, tristeza, decepción, hambre, risas, penas y muerte. Es una experiencia de vida al fin y al cabo. No podré eso si, decir que viví realmente Haití, porque el hecho de estar abstraído de su funcionamiento y su vida de ciudad te hace o te convierte en un mero espectador inmunizado ante tantas emociones.
Haití tiene infinitos problemas sin resolver, y fácilmente 100 años serán pocos para resolverlos. La ambición de poder, la enorme corrupción, la violencia desatada por diversas bandas, la avaricia, la nula empatía y el egoísmo de quienes han tenido y tienen el poder de acción en el país, termina perpetuando la situación actual hacia el futuro.
Toda opción de cambio, o un fortalecimiento del poder del estado hoy en día parece nulo. Sin embargo, el haitiano se levanta día a día pensando en que hoy será mejor día que el ayer. O tristemente, se levanta resignado a vivir en el país que les tocó nacer.
Puerto Príncipe, 2021.